La Maldad Aprendida por: Arnaldo García Pérez

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La Maldad Aprendida Foto: Granmisterio.org

 

 

El ser humano es complejo. Pese a que tenemos una estructura fisiológica similar, nuestra carga genética nos hace diferentes. Y ni siquiera esos genes nos asemejan en muchos casos o marcan diferencia, ya que, teniendo familia que viene de un mismo padre y madre, vemos como los hijos son completamente disimiles en comportamiento.

Es difícil predecir la actuación de las personas a lo largo de su existencia. Nuestra crianza, las creencias y los valores inculcados o aprendidos en la vida, a lo largo de las relaciones, regirán lo que será nuestra conducta. Al final, todos tenemos una manera de reaccionar ante los eventos y comportarnos, producto de nuestras vivencias y nuestro raciocinio. Lo importante y vital en este caso es que, cada uno de nosotros tiene la capacidad de tomar sus propias decisiones y escoger cual será el impacto de la misma para sí y para otros. Es el libre albedrío.

Ese comportamiento individual, se hace colectivo cuando confluyen los mismos sentimientos o intereses y estos, además, son estimulados por un liderazgo que sabe interpretarlos y volverlos comunes para todos los interesados. Esto puede ser positivo o negativo. Dependiendo del sentimiento a potenciar, usted puede hablar de amor, solidaridad, vecindad o de odio, revanchismo y violencia.

Ejemplos tenemos de sobra en estos momentos. Por un lado, una enorme sociedad volcada a la esperanza y renovación, con mensajes de alegría y cambio y con una disposición a la solidaridad y la ayuda, con una consigna de no violencia que los hace únicos e irrepetibles. Por otro lado, un grupo menor, pero por ello no menos impactante, que se maneja desde sentimientos oscuros con una libertad de acción que espanta y genera desasosiego.

Es incomprensible para muchos la manera como las personas reaccionan en algunos eventos. Puedo entender que exista un vínculo con un liderazgo y que este se convierta en una jerarquía a obedecer, sin embargo, esta obediencia no puede estar divorciada de tus principios vitales, amén cuando los mismos te llevan a cometer actos innobles. Esa violencia desatada, en mi opinión, poco tiene que ver con ningún principio filosófico ni la defensa de alguna ideología. Es visceral e irracional y es producto de una maldad aprendida y una revancha eterna contra todo lo que no pudo ser.

Podemos vivir en ambientes hostiles y estar permanentemente inmersos en entornos donde la violencia y la opresión es el día a día y, sin embargo, comportarnos, de acuerdo a nuestros criterios, de una manera contraria a esa norma.

Tenemos una tarea titánica, cuando esta pesadilla termine, aun quedarán en la calle miles de personas con esa maldad incubada. No sé si tendremos la capacidad del perdón, pero lo que es cierto es que debemos reconocer que existen y buscar los mecanismos para lidiar con ello para evitar nuevos brotes. Es una tarea en doble vía. Con ellos y con las generaciones más jóvenes, que aun pueden ser salvados de esa maldad aprendida. Hacia allí debemos comenzar a trabajar y educar desde la verdadera sensibilidad de los sentimientos.

Ser genuinos y congruentes nos llevara a modelar comportamientos diferentes.

Esa es la raíz del liderazgo.

Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com

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