Una lección básica en los primeros semestres de Periodismo es el equilibrio informativo y la contrastación de fuentes. Si bien, en algunos casos particulares -en especial en fuentes políticas en el contexto venezolano- el acceso a fuentes directas se complica, en otros no ocurre lo mismo. No obstante, siempre es recomendable que si una fuente se niega a atender a un periodista, el profesional lo indique en su nota.
La publicación la hago motivado a los hechos que recientemente han envuelto a la Universidad Arturo Michelena, en San Diego/Venezuela. Casa a la que siempre estaré vinculado mientras respire.
El nuevo incremento del costo del semestre motivó a válidas manifestaciones estudiantiles que han sido atendidas por las autoridades. El caso se hizo mediático pero el tratamiento informativo de algunos portales y medios tradicionales es evidentemente sesgado. Se informa bajo “supuestos”, excesivo uso de condicionales, se refieren a una supuesta criptomoneda sin explicar el por qué y, lo más grave del asunto, durante los primeros episodios solo se hizo visible la voz del estudiantado pero nunca se consultó la posición institucional, a pesar de caracterizarse por mantener puertas abiertas a los comunicadores sociales de la región.
Desde mi perspectiva, esta manera de “hacer periodismo” generó mayor confusión en la comunidad estudiantil.
La voz de los movimientos estudiantiles es valiosa y en la mayoría de los casos propicia importantes cambios. Pero en periodismo la “voz del otro”, nos guste o no, la compartamos o no, debe ser visibilizada. En mi seguimiento del caso, observé que hasta ahora el único medio que consultó la versión de las autoridades fue el diario El Carabobeño, en nota redactada por la experimentada periodista Beatriz Rojas, siempre atinada y ponderada.
Actualmente se sostienen reuniones entre estudiantes y autoridades. Seguro estoy que el diálogo traerá decisiones acertadas. Al movimiento estudiantil le sugiero mantener siempre su lucha con respeto y propuestas en mano, llevando información clara al resto de la comunidad para evitar desinformación; a las autoridades, les recomiendo informar con anticipación sobre este tipo de decisiones que afectan a la comunidad estudiantil, además de sostener un diálogo continuo con sus alumnos y, a los profesores de periodismo, hacer hincapié en los principios clásicos de este oficio, pues a muchos parece que se les olvidó. El periodismo es un servicio público y debemos velar para que se ejerza de forma virtuosa, si retomamos la ética aristótelica.
Un fuerte abrazo y pronto estaré con ustedes.
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