Madre tierra: La caza furtiva amenaza la única especie de oso de América del Sur

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Madre tierra: La caza furtiva amenaza la única especie de oso de América del Sur Foto:Natgeo

 

 

La mujer en el puesto del mercado llena un vaso con un líquido rojizo y dice lo que hay en la bebida: ron blanco, siete tipos de corteza de árbol, miel, polen, una cabeza de serpiente, la planta huanarpo macho y el ingrecolmillo clave, el hueso del pene de un oso andino.

La bebida, llamada licor Siete Raíces, parece una poción mágica que Gargamel usaría para atrapar a los pitufos. Pero es real: una de las numerosas curas folklóricas dispensadas por curanderos tradicionales o chamanes en Perú.

“Si sufres de impotencia sexual, debes raspar una parte del hueso del pene del oso y colocarlo en la bebida”, dice la mujer, cuya tienda, en la ciudad de Chachapoyas, ofrece varias curas chamánicas. “Sin embargo”, agrega, “si quieres poseer la fuerza de este animal, necesitas poner huesos enteros”.

El sabor amargo de la bebida no difiere mucho del de cualquier otro ron barato que hayas probado. La diferencia es lo que esconde: el comercio ilegal de las partes del cuerpo del oso andino, más comúnmente conocido como el oso de anteojos. También es el oso en el que se basa el personaje de dibujos animados del oso Paddington.

Le pregunto a ella cómo obtiene las partes del oso andino.

“Los hemos traído del bosque en Lamas”, dice ella, refiriéndose a una comunidad indígena en la región de San Martín, en el norte de Perú. “Hay que dispararles directamente al corazón. Si fallas, puede atacarte ya que es un animal muy fuerte”.

¿Le preocupa que se realice la caza de osos hasta la extinción?

“¡Es dinero!”, Responde ella. “Ganamos. Los cazadores también ganan. Con ese dinero, compran arroz, aceite y azúcar”.

Los osos andinos (la única especie de oso en América del Sur) se encuentran en Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela, como así también en Perú. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que establece el estado de conservación de las especies, lo listaron como “vulnerable”. En todo el rango, sus números han disminuido entre 13.000 y 18.000, según la estimación más reciente de la UICN, publicada en el 2017.  Eso representa una disminución de un total estimado de 18.250 en 1996, cuando la UICN observó que “dada la cantidad de área que ocupan los osos, podría haber varias veces esa cantidad”. En Perú, se cree que los osos suman alrededor de 5.000.

Debido a la situación vulnerable del oso andino, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES), el tratado que regula el comercio transfronterizo de la vida silvestre, prohíbe el comercio de osos vivos o de sus partes del cuerpo.

En Perú, la protección de los osos se remonta a la adopción, en 1970, de una resolución ministerial que prohibió su caza indefinidamente. También están protegidos por una ley general para combatir el tráfico de vida silvestre. Del mismo modo, la caza y la venta de osos andinos y de sus partes están prohibidas por las leyes forestales y ambientales en cada uno de los otros países del área de distribución.

Pero a pesar de las protecciones, está claro, al menos en Perú, que la explotación de los osos andinos para usos chamánicos está muy extendida. Durante mis viajes a cinco regiones del país, estuve encubierto para documentar la venta o el uso ilegal de las partes del cuerpo del oso andino. Fui testigo de usos de partes de más de 20 osos, y en los mercados de Lima, Chiclayo, Chachapoyas, Tarapoto y Yurimaguas, vi más de trece litros de “manteca de oso”, grasa de los osos andinos, a la venta. Los chamanes aprecian la grasa y dicen que ayuda a aliviar el dolor muscular, a reparar huesos rotos, dislocaciones, hernias de la columna vertebral, parálisis y curar resfríos. También vi cinco marcas de un producto llamado ” frotación de oso”. Esta pomada afirma contener grasa de oso mezclada con extractos de hierbas naturales, eucalipto, alcanfor y copaiba, entre otros compuestos, y se promociona como efectiva para esguinces, reumatismo, artritis, dolor de espalda, dolor muscular y resfríos.

El uso medicinal de la grasa del oso andino se remonta a los incas. La creencia en su eficacia persiste tanto en el campo como en las ciudades, aunque no hay evidencia científica de que ayude a aliviar cualquier dolencia.

Según Roxana Rojas-Vera Pinto, oficial de conservación de la Sociedad Zoológica de Frankfurt, algunos peruanos cazan a los osos en represalia por matar a su ganado o por sus incursiones en los cultivos de maíz. Ella dice que se sabe que los osos atacaron al ganado en 16 de las áreas protegidas nacionales donde se encuentran y que a su vez dañaron los cultivos de maíz en casi la misma proporción.

 

Con información de Natgeo

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