Director de la CIA se reúne en secreto con el líder de Corea del Norte

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Foto: Foxnews

El juego ha comenzado. El director del CIA, Mike Pompeo, se reunió hace dos semanas en secreto con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. Las conversaciones, adelantadas por The Washington Post, tuvieron como objetivo preparar el espinoso cara a cara que el Líder Supremo tiene previsto mantener con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para tratar la desnuclearización del país asiático.

El envío a tierra hostil de uno de los hombres fuertes de la Casa Blanca y futuro secretario de Estado muestra que la preparación de la cumbre va por buen camino. El propio Trump recordó este martes que, si nada se tuerce, la reunión se celebrará a principios de junio y que hay cinco ubicaciones en liza. Ninguna en Estados Unidos. “Hemos tenido conversaciones directas a niveles muy altos con Corea del Norte”, dijo el presidente sin mencionar a Pompeo.

El cara a cara marcará una divisoria en el conflicto coreano. Nunca los presidentes de ambos países se han reunido. El encuentro de más alto nivel antes de la visita de Pompeo se registró en 2000 cuando la entonces secretaria de Estado, Madeleine Albright, se vio con El Amado Líder, Kim Jong-il (1942-2011), hijo del Gran Líder, Kim Il-sung (1912-1994) y padre del actual mandatario. Aquella negociación, como las anteriores y posteriores, fracasaron y mostraron la dificultad de tratar con un régimen enrocado en un asfixiante culto a la personalidad y cuya máxima preocupación es la perpetuación de una estirpe de tiranos.

Esta vez, además, el desafío ha llegado más lejos que nunca. Tras heredar el poder en 2011, Kim Jong-un retomó la carrera armamentística iniciada por su padre, y la ha acelerado hasta lograr la bomba de hidrógeno y misiles con capacidad para alcanzar territorio estadounidense. Ha sido un pulso frenético que ha venido acompañado de una sobrecogedora escalada de tensión con Washington. No sólo ambos líderes se insultaron y amenazaron, sino que la diplomacia norteamericana estableció un férreo cerco sobre Pyongyang. Las sanciones y condenas en el Consejo de Seguridad de la ONU se multiplicaron y, en un giro histórico, EE UU logró el apoyo de China, que absorbe el 90% de las exportaciones norcoreanas.

Asfixiado, el Líder Supremo decidió a finales de 2017 rebajar la tensión. Primero abrió una negociación directa con Corea del Sur, luego reconoció que estaba dispuesto a la desnuclearización si se respetaba su régimen y finalmente, en marzo pasado, ofreció la reunión con Trump. Una oportunidad que el presidente de EE UU, un especialista en los saltos en la cuerda floja, no desaprovechó. Dijo inmediatamente que sí, pero sin bajar la guardia.

Información aquí vía El País de España

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