Lo mataron para robarlo! Venezuela: el país sin juventud a manos de la delincuencia

Dosis de Bienestar Noticias

El crimen en Venezuela es un problema generalizado que afecta a todo el país. Venezuela fue clasificada como la nación más insegura del mundo en 2013 en el  informe Naciones Unidas exponía que este tipo de problemas se debía a la mala situación política y económica del país.

¿Qué tanto ha profundizado la crisis hasta ahora y cómo podemos sobrellevarlo?

En los últimos años la delincuencia en Venezuela se ha incrementado e intensificado de forma alarmante, las estadísticas que se cuentan, así lo demuestran.

En 2017 disminuyó la sangre que tiñe las calles caraqueñas, pues, según datos extraídos del Observatorio Venezolano de Violencia, el año que culminó cerró con una tasa de 104 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, número que al desarrollar una proyección sobre los 12 meses permite inferir que al menos 3.064 sucesos se registraron en la capital del país.

Esta cifra refleja que, en al menos 14 puntos, bajó el nivel de criminalidad en Caracas en comparación con 2016, cuando se registraron extraoficialmente 3.946 ingresos a la morgue de Bello Monte, para alcanzar una tasa de 119,87 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.

En Carabobo

Durante el 2017 -según reportó el medio Caraota Digital– se registraron mil 379 muertes violentas en los 14 municipios de la entidad, entre los que Valencia figuró en la lista, con un total de 467 homicidios.

La mayoría de estos hechos fueron por armas de fuego, mientras al menos 300 de las víctimas fueron abatidas en enfrentamientos con diferentes cuerpos de seguridad del estado.

 

La cifra de 2017 representa una disminución de 26,06% respecto a los 12 meses de 2016 en los que se registraron mil 865 muertes en la entidad. De acuerdo al parte de homicidios de la Policía de Carabobo y del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), en diciembre de 2017 hubo 86 asesinatos, lo que significó 43% respecto al mismo mes del año anterior cuando se registraron 152.

Por su parte expertos en el área indican que adicionalmente, los delincuentes ahora están asesinando sin ninguna distinción a policías, militares y civiles; anteriormente disparaban al cuerpo, ahora lo están haciendo al rostro, no quieren dejar heridos sino muertos, el robo es la motivación sean en casas, apartamentos, carros, motos o armas y termina con el asesinato.

 

Un país de huérfanos, viudas, viudos… un país sin juventud a manos de la violencia

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) publicó diversos datos sobre los crímenes cometidos en el país, durante 2017, con consecuencias violentas para la juventud comprendida entre los 12 y 29 años.

Según los estudios realizados por OVV, 15.890 jóvenes con las mencionadas edades, fueron víctimas fatales de la “violencia delincuencial y policial” el año pasado.

En dicho informe destacan las muertes de al menos 1.650 menores de edad. Por su parte, 9.050 fueron los asesinaos entre los 18 y 24 años. Finalmente, 5.190 adultos jóvenes murieron debido al crimen.

Cifras de OVV afirman que “en Venezuela cada día mueren 43 jóvenes por causas violentas”, casi 2 cada hora.

Una sociedad enferma

De acuerdo, con Estefanía Chacón, psicóloga clínica consultada por prensa del Observatorio Venezolano de Violencia Táchira, la constante exposición a estos estímulos y la sobresaturación tiene un papel importante en la aceptación de los comportamiento violentos, sin embargo, también es necesario la constancia, la repetición y de cierta manera, la aprobación de un grupo de personas o de la sociedad para perpetuarlos.

Vivir en un entorno violento hace pensar que el empleo de la violencia es una herramienta para resolver problemas y, “una sociedad que acepta o normaliza los hechos violentos es una sociedad enferma. Ha perdido la práctica de los principios y valores de la mayoría de su gente y por tanto, vive un periodo de decadencia que conduce a la destrucción de la misma.

Una sociedad así no puede subsistir, porque sus miembros terminan acabándose entre sí”, afirmó Ricardo Casanova, profesor de Moral y Ética de la Universidad Católica del Táchira (UCAT).

 

 

 

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